Diputados reconoce la Lengua de Señas Argentina como lengua natural: “Un puente a otros derechos”, según personas sordas
La Cámara de Diputados aprobó este jueves y giró en revisión al Senado el proyecto que reconoce la Lengua de Señas Argentina (LSA) como una lengua natural y originaria en todo el territorio nacional, reconociendo la importancia de su preservación y difusión como parte del patrimonio lingüístico y cultural de la comunidad.
Asociaciones e instituciones de personas sordas celebraron la importancia de la obtención de la media sanción que ayer dio Diputados al reconocimiento oficial de la Lengua de Señas Argentina (LSA) como su idioma natural y originario en todo el territorio argentino porque será “la base para presentar otro tipo de proyectos que faciliten la accesibilidad en otros ámbitos” y que promuevan la adquisición de esa lengua desde temprana edad.
“La lengua de señas es un idioma como cualquier otro, y la aprobación de la media sanción del proyecto de Ley para el Reconocimiento de Lengua de Señas Argentina es una base para presentar otro tipo de iniciativas en otros ámbitos como, por ejemplo, el laboral, la justicia y la salud”, apuntó hoy a Télam el titular de la Confederación Argentina de Sordos (CAS), Enzo Rizzi.
Tras señalar que el proyecto de ley que se trata hoy en Diputados “busca dar a la lengua de señas un status lingüístico”, Rizzi reiteró que “muchos sordos hoy están privados de la salud o del acceso a la justicia, “por no contar con intérpretes, pero también por la mirada de los médicos ante esta lengua”.
“Cuando las personas sordas nacen en familias oyentes, les consultan a los médicos y médicas, y ellos les aconsejan que no aprendan la lengua de señas, sino que realicen el implante, que puedan verbalizar, pero nosotros queremos que se incorpore la lengua de señas en la temprana infancia”, explicó.
Rizzi contó que nació sordo y “recién a los 6 años tuve acceso a la lengua de señas”.
“Si lo pensás, es muy tarde, porque desde que nacés hasta los 6 es una etapa fundamental para adquirir la lengua; luego se podrá adquirir el español”.
El reclamo histórico de la Confederación Argentina de Sordos tuvo su correlato también con una campaña de recolección de firmas lanzada a través de la plataforma de Change (www.change.org/LeyLSA) en la que lleva reunidas más de 130.000 adhesiones en reclamo de la ley.
“Privar a cualquier niño/a de una lengua es quitarle el derecho de desarrollar adecuadamente sus emociones y pensamientos desde los primeros años de vida. Desde hace décadas, miles de niños/as sordos/as e hipoacúsicos/as continúan sin lograr una fluidez nativa y un dominio completo de al menos un idioma natural, siendo perjudicados en su posterior desarrollo personal e inserción social”, sostiene la organización.
En tanto, el titular de la Asociación Sordomudos de Asistencia Mutua (ASAM), Claudio Bitti, celebró la media sanción del proyecto de Ley Nacional del Reconocimiento de Lengua de Señas Argentina como “un hecho histórico, después de la trayectoria de una labor por más de 20 años”.
“Es muy emocionante, esperamos que se apruebe” porque eso implicará “toda la accesibilidad y mejorar nuestra calidad de vida”, señaló Bitti a Télam.
Según la Federación Mundial de Sordos, existen 70 millones de personas usuarias de lengua de señas como primera lengua a nivel global, y en Sudamérica sólo dos países no cuentan con ley de señas con reconocimiento oficial: Guyana y Argentina.
“Estamos convocando a todo el pueblo sordo para llamar la atención y visibilizar el reconocimiento de la lengua de señas. Eso implica la identidad y el patrimonio lingüístico cultural de las personas sordas”, remarcó Lucas Larroca, vicepresidente de la CAS.
Natalia, una persona sordociega integrante de esa organización, detalló que quienes tienen esa condición “se mezclan en escuelas con todas las discapacidades en donde tienen protáctil, que es como la lengua de señas pero táctil”.
“Hay que separarlos de esa educación con discapacidad y que puedan vincularse con la educación para sordos”, sostuvo.
En diálogo con Télam, Natalia manifestó que “la ley puede ser un puente de comunicación, un vínculo más allá del braille”. (Télam)