La novela acerca del viaje del Papa Francisco a su país, que ya lleva más de once años, escribirá un capítulo decisivo a mediados de setiembre. El pontífice decidirá recién entonces si viene o no. Los detalles.
La novela acerca del viaje del Papa Francisco a su país, que ya lleva más de once años, escribirá un capítulo decisivo a mediados de setiembre. El pontífice decidirá recién entonces si viene o no. Lo hará a su vuelta de un extenso viaje de once días a tres países de Asia (Indonesia, Timor Oriental y Singapur) y uno de Oceanía (Papua Nueva Guinea). Es que quiere saber si, a los 87 años y con los achaques que padece, su cuerpo soporta razonablemente bien un periplo exigente como el venir a la Argentina -y Uruguay, país que también abarcará- para decidirse.
Dado que el pontífice dijo en enero que, de venir, quiere hacerlo “en el segundo semestre”, o sea, antes de que finalice el año, el calendario de actividades no le deja muchas posibilidades en cuanto a la fecha. Deberá ser entre noviembre y principios de diciembre porque -además de que sería muy próximo al anuncio de su visita- durante todo octubre debe presidir la segunda parte de un sínodo mundial de obispos con la participación de sacerdotes, religiosas y laicos que -por otra parte- será clave para la confirmación de sus reformas.
El hecho de que Francisco haga depender la decisión de visitar su patria solo de su condición física significa que quedó de lado una situación que demoraba su venida: la fuerte polarización política en la Argentina. A su juicio y el de la secretaría de Estado del Vaticano -que evalúa la factibilidad de los viajes papales-, la grieta era un escollo porque todo lo que dijese e hiciese en su tierra sería motivo de polémica dado que se le achacó afinidad con el kirchnerismo. Por lo tanto, en vez de contribuir a la unidad, su viaje sumaría discordia.
El arzobispo de Córdoba, el cardenal Ángel Rossi lo acaba de decir de otra manera: “La visita del Santo Padre no depende de quién sea el presidente de la nación, sino de su condición física”. Otro prelado argentino coincidió: “No importa que quien esté en la Casa Rosada sea Cristina (Kirchner), (Mauricio) Macri, (Alberto) Fernández o (Javier) Milei, Francisco quiere venir y la única consideración que tomará en cuenta, según mi entender, es si tiene las fuerzas necesarias porque lucidez, ciertamente, le sobra”.
¿Y cómo está la salud de Francisco? Lo más visible es su movilidad reducida por una microfractura en una rodilla, a lo que se suma artrosis, que determinó en los últimos años que deba utilizar una silla de ruedas. Ocurre que no quiere operarse porque le costó mucho recuperarse de la anestesia por una cirugía por divertículos en el colon a la que se sometió en 2021. Además, padece con frecuencia de bronquitis, especialmente cuando llega el invierno, que lo obliga a suspender actividades.
Fuente: eldiaonline.com