Cada vez son más los bancos que están empezando a abrir el paraguas ante un inminente aumento en la morosidad que ven venir, ya que estiman que mucha gente no podrá pagar al día las dos refinanciaciones de las tarjetas de crédito (la de abril y la de septiembre, con tres meses de gracia), más el crédito a tasa cero, más los consumos habituales del mes de la tarjeta, en un contexto donde la inflación le ganó a la suba salarial, al que tuvo la suerte de conservar el empleo y el sueldo.
Ante este escenario es que algunos bancos ya están empezando a restringir a quién le dan una tarjeta de crédito, ya que es una suerte de préstamo que se le da a la persona para que pueda gastar con los planes Ahora 12 y 18, que son perjudiciales para las entidades, por algo hay bancos que ya no dejan sumar puntos por compras con esos planes.
Los bancos están poniendo la lupa sobre los empleados, autónomos y monotributistas de rubros afectados por la pandemia, subiéndole el score crediticio de 700 a 900 puntos antes de darle una tarjeta de crédito. Y para el que ya la tiene y no paga el mínimo, se le bloquea la tarjeta hasta que lo pague, pero si demora más de 30 días en hacerlo, igualmente se lo da de baja del producto tarjeta.
El área de Riesgo de las entidades se pelea con la Comercial, porque los primeros quieren duplicar los límites de sueldo para dar una tarjeta, mientras que los comerciuales se oponen “porque sino no le vendemos una tarjeta a nadie”, pero son conscientes que por el sólo efecto de la inflación deben actualizar los límites de ingresos mínimos.
Ahora lo elevarán de $ 20.000 a $ 35.000, según admitieron en un banco extranjero. Pero donde no están actualizando es en los límites de compra, donde hay bancos que incluso lo están bajando a la mitad para el segmento de los afectados por la pandemia.
En una sociedad de bolsa se sorprendieron cuando un empleado nuevo que entró les dijo que el banco con el que tienen cuenta sueldo (uno de los líderes del sistema) le negó darle una tarjeta de crédito, pese a que el empleado no tenía ninguna deuda en el sistema. Le dijo que debía permanecer un mínimo de seis meses en esa empresa hasta que le pudieran dar un plástico. Y eso que no era su primer trabajo.
En otros bancos directamente duplicaron el límite de sueldo neto para dar una tarjeta a un empleado en relación de dependencia: de $ 25.000 en enero pasado a $ 50.000 ahora, y que no tenga deuda de tarjeta con otro banco.
O sea, si la persona refinanció una deuda de $ 30.000 por el plan del Gobierno y está al día con esos pagos y todo, debe ganar más de $ 80.000 en mano para que le den una tarjeta, porque la cuenta siempre debe dar $ 50.000 sin deuda alguna.
“El sistema te precalifica en forma directa, antes podías presentar tus últimos recibos de sueldo, pero ahora es de acuerdo a tu nivel de endeudamiento, si tuviste situación de atraso o no y tu nivel de ingreso, se está poniendo muy restrictivo. Y la deuda actual con una tarjeta (de este banco o de cualquier otro) nunca puede exceder al 30% del sueldo al sumar todas las tarjetas de todos los bancos que tenga la persona. Si veo que la persona ya tiene el 30% de su sueldo tomado, entonces no le puedo dar más crédito, porque se lo considera excedido”, advierte un banquero de una entidad extranjera.
En los públicos suelen ser más dóciles. En el Nación comentaron que sólo es necesario un salario mínimo vital y móvil para acceder a una tarjeta, y en el caso de los jubilados sólo medio salario: “Lo hicimos así por el tipo de perfil que tenemos y para que se actualice según el nivel salarial”, explicaron.
Otros bancos privados prestaron demasiado y ahora empiezan a cerrar el grifo, al punto que se hay quienes se fijan incluso si cobró el ATP, hecho que lo pone en la cuerda floja. “Si la empresa donde trabaja tuvo que recurrir al ATP para poder pagar los sueldos, significa que el empleado tiene sus riesgos de permanecer en esa empresa, entonces por política crediticia algunos lo pueden dejar de lado”, detallan en el sector.
“La decisión de dar una tarjeta o no es en base al riesgo crediticio. Si hace poco que está en el sistema financiero, no lo conocemos, no sabemos cómo opera, se va evaluando cómo es su comportamiento antes de otorgar una tarjeta. Desde hace un tiempo a acá, se fueron haciendo ajustes en la estrategia de riesgo operacional. Pensá que hoy también contamos con mucha más información que nos permite conocer el perfil crediticio. Y si la damos, estamos promoviendo que las tarjetas salgan con un paquete de productos, ya que tarjetas solas no damos más”, confesaron en uno de los bancos más grandes del país.
Los bancos están más conservadores que nunca en cuanto a quién prestar y a quién no. Hacen un control muy específico y riguroso de la mora que se viene, por ende la política de créditos es cada vez más restringida, y son más reticentes a la hora de dar una tarjeta de crédito. Conservadurismo puro de la mano de una política muy restrictiva, donde ya dejaron de tirar tarjetas por la cabeza como en otros tiempos.
Fuente: Cronista