En medio de la segunda ola de casos y de la crisis económica, la Nación está dispuesta a asistir y no a “regalar dinero”. Según se prevé, solo habrá ayuda para los afectados por las restricciones de circulación.
Si bien el presidente Alberto Fernández dispuso un amplio abanico de asistencialismo, aún está lejos de contener a los 9 millones de personas que atendió el último año.
Actualmente hay unas 3 millones de personas que cobraron el el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) que no reciben un solo peso de asistencia estatal. Si la situación sanitaria se complica en las próximas semanas y obliga a disminuir el movimiento de la gente, está todo listo para avanzar en rescate de ese grupo.
En cambio los otros 6 millones que percibieron el IFE, que incluyó a trabajadores informales, titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH), monotributistas y desempleados, de entre 18 y 65 años –cobraron tres cuotas de $10.000 cada una–, actualmente cuentan con algún tipo de subsidio directo.
El desembolso total por el IFE fue de $270.000 millones. Ahora, según reconocieron fuentes oficiales, no hay más plata.
Desde el Gobierno nacional destacaron la batería de medidas que se implementaron tras la finalización del IFE. Entre ellos, la Tarjeta Alimentar –se repartieron casi 1.600.000.
Además, se destinaron 14.000 millones de pesos para comedores escolares, comunitarios y merenderos y el presupuesto programa Potenciar Trabajo, que hoy tiene 800.000 beneficiarios que realizan tareas comunitarias cuatro horas por día y cobran medio salario mínimo al mes, crecerá un 180%. Otro de los puntos destacados son las Becas Progresar, que esté año se extendió el pago a 12 meses (antes eran 10).
“Si llega a haber una afectación, veremos qué herramienta es la aplicable”, describió el ministro de Trabajo, Claudio Moroni.
En el gobierno nacional también trabajan en algunos proyectos, que podrían ver la luz en los próximos días. Uno de ellos está orientado a las Pymes para generar trabajo. El Estado pagaría una parte del salario durante un tiempo a cambio de que el empleador capacite y retenga al trabajador.
Fuente: La Nación