El mercado anticipa el dato de inflación de noviembre que podría ayudar a develar si el Gobierno reducirá o no el “crawling peg”.
La apreciación del peso llegó para quedarse y pese a que el tipo de cambio puede lucir atrasado, el mercado no ve una nueva devaluación en carpeta. Sin embargo para que el “crawling peg” se reduzca al 1% mensual, la inflación de noviembre tendría que volver a mostrar una desaceleración; algo que desde las mediciones privadas ya descuentan. En ese marco, el plan de Gobierno se muestra sólido pero necesita de que los índices le sigan respondiendo como hasta ahora.
Superpeso vs. devaluación: ¿hay apreciación cambiaria para rato?
Desde un informe previado advierten que el peso solamente estuvo tan apreciado en cuatro oportunidades en los últimos 30 años pero advierten que podría no suceder una devaluación porque hay al menos tres patas en las cuales se apoya el Gobierno (superávit, blanqueo y Vaca Muerta), sin embargo los riesgos son claros.
Es así que desde la consultora 1816 en un texto que recorre la city titulado ¿peso fuerte para rato? pensaron qué problemas podría tener la macroeconomía si el peso continúa fuerte en el largo plazo. Así que determinaron tres problemas centrales:
- Si el contexto internacional se complica o hay un susto político, advierten que la potencial de caída del peso podría ser muy grande y el BCRA no tiene reservas netas para hacer frente a una caída en la demanda del peso (las reservas continúan en terreno negativo).
- A este CCL, los stocks de pesos medidos al tipo de cambio financiero (que en ene-24 no llegaban a u$s50.000 millones) ya superan los u$s100.000 millones, si se toma el M3 privado + los títulos del Tesoro en manos privadas no bancarias.
- A este tipo de cambio hay sectores poco competitivos (turismo, economías regionales, algunas industrias, etc.) que, de “persistir el statu quo, podrían destruir empleo sin la garantía de que otros sectores más dinámicos puedan contratar dichos trabajadores”.
En los últimos 30 años, según la consultora 1816, hubo al menos 4 ocasiones en las que el tipo de cambio real alcanzó los niveles actuales: en los últimos años de la Convertibilidad, al final del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, con Mauricio Macri en 2017y los últimos meses de Alberto Fernández. “Cada uno de esos episodios vino seguido de grandes devaluaciones del tipo de cambio oficial”, alertaron.
Pese a esta dato histórico, apuestan a que quizás esta vez sea diferente. “Es que la combinación de un país con superávit fiscal (algo que no estaba presente en ninguna de las 4 oportunidades mencionadas; como mostramos en la próxima página, ya llevamos 10 meses seguidos de superávit primario), el potencial Vaca Muerta en el horizonte (que pronto generará exportaciones por más de u$s15.000 millones al año) y el blanqueo como puente en 2025 (aportando las divisas en el corto plazo para cubrir vencimientos de deuda) nos obliga a tomar en serio la posibilidad de que el ciclo de tipo de cambio real apreciado pueda extenderse en el tiempo”, explicaron desde esta consultora.
“Crawling peg” al 1%: ¿la baja del IPC alcanzará para reducirlo?
La inflación mayorista en octubre se ubicó en el 1,2%, dato que se suma a la buena performance del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes pasado, que desaceleró al 2,7%. De esta forma, el Gobierno está cada vez más cerca de reducir el “crawling peg” del 2% al 1%, cambio que el propio presidente Javier Milei anunció, en caso de que la inflación se mantenga a la baja en los próximos dos meses.
Pese a esto, las señales para noviembre son mixtas. Las métricas mensuales de Orlando Ferreres muestran una inflación un poco más alta que las que mide Equilibra. Así, por un lado, en la medición punta a punta de los últimos 30 días, el primero registró una suba del 4% para el nivel general y 2,8% para la núcleo. Por otro lado, la variación entre las últimas 4 semanas arrojó una de precios del 3,2% para el nivel general y del 2,4%, para la núcleo.
Por su parte, Equilibra relevó una inflación general del 2,4% y una inflación núcleo del 2,6%, al considerar la variación de las últimas cuatro semanas contra el mismo plazo inmediatamente anterior. De cara a noviembre, Equilibra proyecta una inflación del 2,6%, mientras que Eco Go espera una inflación del 3%, en línea con la proyección de Facimex. En todos los escenarios planteados, el IPC de noviembre será más alto que el de octubre.
“En noviembre, esperamos que la inflación registre un pequeño salto, dado que los productos estacionales empujan (en parte por las fiestas y las vacaciones) y también hay una aceleración de los precios regulados en torno a 5% como consecuencia de los ajustes de naftas, gas, electricidad y salud, entre otros. Nuestra medición ubica la variación mensual de noviembre en el 3%“, añadieron desde Eco Go.
Para la consultora Labour Capital and Growth (LCG) es importante aclarar que el IPIM se mueve diferente al IPC, ya que el primero de ellos tiene una mayor ponderación de los bienes transables, susceptibles al tipo de cambio. Fue por eso que, por ejemplo, en diciembre de 2023, los precios mayoristas en Argentina se dispararon un 54% con respecto al mes anterior, ante la suba del tipo de cambio oficial del 118%. Ahora, con un peso que se aprecia respecto del dólar, la tendencia se da a la inversa, se ve una baja más fuerte de ese tipo de productos.
“El tipo de cambio moviéndose al 2% mensual, pero con brecha y expectativas ajustando a la baja explican la menor inflación mayorista. La promesa del Gobierno de avanzar en una disminución del ‘crawling peg’ al 1% podría alentar una convergencia más acelerada, pero los riesgos de generar tensiones mayores en el mercado de cambio ante las menguadas reservas podrían significar un freno para esta convergencia“, agregaron desde LCG.
Desde esta consultora, también explicaron que la baja del IPIM se debió a una apertura de importaciones vía reducción de aranceles y barreras parancelarias que, sumado a la disminución del impuesto PAIS, tuvo su correlato en los precios mayoristas. Pero advierten: “Quedará ver el efecto de una reducción del ‘crawling’ y de eventuales tensiones que puedan surgir a partir del atraso cambiario acumulado hasta el momento, y al igual que en el caso minorista, analizar cómo reaccionan los formadores de precios ante una recuperación más vigorosa de la demanda“.
Fuente: ambito